Mi cabeza sigue dando vueltas y vueltas. No sé la razón. Quizá sea porque nunca nadie había hecho algo así por mí, o quizá solo sea por el movimiento de la ambulancia. Se ha metido aquí, conmigo, sin más, simplemente para acompañarme hasta el hospital. Ni siquiera sé como ha llegado tan rápido al parque donde Aarón y su amiga me socorrieron. Él está esperando una respuesta, como un hola, pero a mi no me salen las palabras. ¡Clara! ¡Respóndele! Venga, ¡solo tienes que decir un simple hola!...
-Clara, ¿estás bien?
Ya piensa que me pasa algo. ¡Clara! ¡Venga ya! ¡Y tengo que parar de hablar sola, darle vueltas a la cabeza!
-¿Qué te pasa? ¿Te duele algo?
-No tranquilo, físicamente estoy bien.
¿Pero porqué he dicho eso? ¿Qué me pasa? No lo conozco y estoy aquí contándole mis sentimientos al primero de cambio. ¡Tengo que parar ya!
-¿Qué ha pasado? ¡Te has desmayando en el parque!
-Nada grave. No he comido nada desde hace bastante, y el calor y el sol que había allí no ayudaba jeje.
-¡Aaa! Menos mal, estaba muy preocupado por si pasaba algo grave. Me has quitado un peso de encima.
¿Un peso de encima? Ni que fuéramos amigos de toda la vida. ¿Por qué no puedo dejar de mirarle esos preciosos ojos que tiene? ¿Pero qué me pasa? ¡Qué embobamiento! Seguro que por dentro se está riendo de mí...igual que todos los tíos; no vale la pena.
-Oye Clara...quería decirte una cosa...cuando te recuperes, algún día... ¿te apetecería que quedemos?
A veces tienen que pasar estas cosas para que nos inflemos de valor.
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