Una pequeña niña busca desesperadamnte un objeto perdido. ¿Dónde estará? Ella lo dejó allí,en aquella misma cajita donde guardaba valiosas pertenencias.
Se derrumbó sobre la silla y levantó un poco la cabezapara descansar la vista, y la vió, allí estaba, tan resplandeciente y bella como siempre. El hadita que su padre le había regalado poco tiempo atrás, ahora colgaba de un estante, dónde alguien habia pinchado una chincheta.
Era tan bella.Cada vez que la miraba parecía compadecerse de tí. Cuando estaba alegre, reía contigo. Cuando lloraba, le consolaba.
La niña sonrrió. Si la hubiese perdido defraudaría a su padre, y eso era lo último que quería.La miró. Por primera vez se percato de esa bellaza que hasta ahora había pasado por alto. La cogió. Rozó sus alas, tan finas y delicadas como su tez, y sus ojos azules, azul celeste su color preferido. Palpó su frio pelo rubio de cerámica, brillante como el oro. Vislumbró sus ropajes. Verde acetuna...mmm, aceitunas, ñamm.
En ese instante inoportuna llamada de su padre la bajo de la nube. Era la hora de comer,y recordó lo hambrienta que estaba. Bajo las escaleras que daban al piso de abajo, donde estaba la cocina y dejó al hadita colgada del mismo hilo que alguien anónimo colgó en un momento cualquiera.
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